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En el caso de Pequeños Grandes Crímenes, la mecánica principal es la deducción. Los jugadores llevan a agentes de policía, enfrascados en la tarea de resolver un caso de asesinato y neutralizar la actividad mafiosa de la ciudad. La partida se gana si se identifica correctamente al asesino cuando se agota el tiempo. Cada jugador solo puede hacer una suposición, por lo que resolver el caso puede requerir de cierta cooperación, como reunir pruebas o “compartir” las coartadas de los sospechosos… Pero sin revelar demasiada información. Para ganar la partida, hace falta equilibrar el secretismo con la cooperación.
El juego permite elegir entre tres emocionantes variantes, cada una con diferentes preparaciones, reglas y objetos. Por una parte, tenemos la variante básica o competitiva, en la que cada jugador se pone en la piel de un inspector que investiga por su cuenta y debe mantener en secreto toda la información que pueda. Por otra, una versión completamente cooperativa, en la que los jugadores trabajan en equipo para resolver el caso; y, por último, una variante en solitario, en la que un solo jugador asume varios roles de agentes.
A lo largo de la partida, los investigadores consumirán su recurso más valioso: el tiempo. Cada acción tiene un coste en horas y a la que todos los jugadores hayan consumido sus 48 horas, se terminará la partida. Saber en qué invertir las preciadas horas será clave para encontrar el asesino. ¿Podrás gestionar toda la información que circula por la ciudad del crimen y resolver el caso?